Cuentan que si eran dorados,
otros dirían que no,
que eran de plata los tonos
con que el sol se despertó.
Entre montañas de nubes,
tejidas con blanco algodón
que un viento cálido , suave,
sobre la mar recogió.
De diamantes y esmeraldas
los deja cubiertos el sol,
charquitos de la ensenada
que la marea olvido.
Sobre la arena morena
bronceada por el sol,
una barquita varada
testigo de nuestro amor.
¡En la quilla escrito un nombre,
sueño de algún corazón!
Dicen que están encantadas
las rocas del espigón,
cautivas de amaneceres,
y de las puestas de sol.
Y que en las noches de luna,
cuando el mar canta su son,
se oye un murmullo en el viento
que parece una canción.
¡Son suspiros de marineros,
que hacia tí viran su timón!
Caleta del Mare Nostrum
con olas, viento, luna y sol,
donde una tarde de Junio
nos dijimos nuestro amor.
otros dirían que no,
que eran de plata los tonos
con que el sol se despertó.
Entre montañas de nubes,
tejidas con blanco algodón
que un viento cálido , suave,
sobre la mar recogió.
De diamantes y esmeraldas
los deja cubiertos el sol,
charquitos de la ensenada
que la marea olvido.
Sobre la arena morena
bronceada por el sol,
una barquita varada
testigo de nuestro amor.
¡En la quilla escrito un nombre,
sueño de algún corazón!
Dicen que están encantadas
las rocas del espigón,
cautivas de amaneceres,
y de las puestas de sol.
Y que en las noches de luna,
cuando el mar canta su son,
se oye un murmullo en el viento
que parece una canción.
¡Son suspiros de marineros,
que hacia tí viran su timón!
Caleta del Mare Nostrum
con olas, viento, luna y sol,
donde una tarde de Junio
nos dijimos nuestro amor.