miércoles, 6 de febrero de 2013

VELERO EN EL MAR


A MI MADRE, POR SER VEL
ERO EN EL MAR

Cuéntame madre, que hay en tu mirada,
La vida te dio y te quitó tanto como amabas,
Aprendiste a servir antes de ser mimada,
y criaste a niños mientras soñabas con hadas.

Cuéntame Dios, como nace resignada su armonía
¿ en sus plegarías y súplicas, en sus rezos?
¿ en la muñeca de trapo que en piedra se convertía?
No fue niñez factible de rosas, luces ni aderezos.

Cuéntame madre, mujer que me diste la vida
Como consigues poner el sol en mis tristes días,
Y con fuerza aún mayor dedicarme una sonrisa
Y regalarme los sueños que te quitaba de niña.

Solo te pido una cosa, algo que quiero que hagas
Vive por mí, por mis hermanos, por tus nietos
Por esta familia que te quiere y que te ama
Vive ante todo por él, que nos haces mucha falta.

Y decirte, que te quiero, que eres velero en el mar
Que fuertemente navegas ante cualquier tempestad.

UNA NUEVA SEMILLA.




La siega que en la tierra oculto
Bajo el sauce que duerme en la mañana,
Greda fuerte que mimará el fruto
De una semilla tiernamente renovada.

No imploréis que el tiempo pase
Pasa hábil, afanoso, brioso y nervudo,
Mientras la semilla paciente resplandece
Y le espera sosegada en su refugio.

Pero ella crecerá vigorosa y fuerte
Lo que segué ayer será triunfante
Recogeré ávido el fruto reciente
Dando garbos, a Dios siempre.

No lloréis por la flor que ya marchita
Alegraros por esta liviana cosecha
Es invierno frío y hay escarcha
Renacerá una fresca primavera.

Entonces, entonces el joven fruto
Llenará de alegría el corazón
Que sufrió la tristeza y el dolor
De los frutos maduros que perdimos.