jueves, 26 de mayo de 2011

Juana La Cuerda

Estaban en sus púlpitos
entonando su cántico
dos jóvenes acólitos
de modo muy pacífico

hasta que un olor fétido
rompió el momento rítmico.
Uno quedose gélido,
el otro un poco místico,

subió el tono del cántico
sintiendo que algo trémulo,
algo, en su interior, trágico
nacería sin prólogo.

Y una pausa fatídica
en el canto litúrgico
hizo que otra música
se oyese en el público.

Cabizbajos, sin crédito,
se ausentaron del púlpito.
Sonrojados, sin éxito
por el sonido inédito.

Por eso lo más práctico,
si vais a hacer un cántico,
meditad en lo cósmico,
abandonad lo pútrido.

1 comentario:

  1. De sonidos atípicos,están llenos los músicos,más los aplacan con sus lírcas,para no dar el cántico.....jejej.
    Juana,como siempre,te sales de original.Genial.

    ResponderEliminar