domingo, 30 de octubre de 2011

Terror cotidiano



El reloj marca las diez...
las diez y cuarto...
las diez y media...
las once…

...Ya oigo el ascensor…
No, no es él…
No se detiene en el rellano.

El reloj marca las doce,
la cerradura se estremece,
unos pasos espantan los pasillos.

Es él…, otra vez con los ojos vidriosos...,
la mirada perdida...,
el andar vacilante...

Es él…, otra vez
apestando a alcohol,
a tabaco,
a sordidez,
anegando la casa de desdicha.

Viene hacia mí
intenta abrazarme,
yo no quiero,
no soporto su olor.
Me grita, se enfada.
-Estás loca como tu madre - me dice.

Yo escondo mi espanto en el cuarto de la plancha.


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