Ayer
noche llovió
en
la tierra en que vivo
el
agua clara lavó
el
oscuro de los pinos.
Hoy
la luz juega en ellos
y
remarca los caminos,
en
sus troncos mojados
pajarillos
y trinos.
Mas
allá del umbral
de
la casa en que habito,
bajo
un cielo de luz,
hay
un bosque de pinos.
Y
un poquito mas lejos,
¡el
turquesa divino!
de
ese mar que engalana
la
tierra en que yo vivo,
Con
su luz en mi cara
voy
haciendo camino.
Con
la luz de ese mar,
su
turquesa divino,
que
pinta de rojo tus labios,
de
rosa mis sueños,
y
de verde los pinos.
Me ha encantado el bosque verde de pinos
ResponderEliminarAntonio, eres un enamorado de tu mar, bonito poema. Un saludo.
ResponderEliminarBonito, aunque creo que repites demasiado "pinos y divino", busca otros sinónimos y el poema ganará, un abrazo.
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