Me siento
decadente
en esta
burbuja
casi deshinchada,
el
contaminado oxígeno que respiro,
quema mis
rosados pulmones sin mácula,
falsas
esperanzas
acusaron mi
ceguera,
doblegaron
mis cansadas piernas,
abatieron
para siempre mi sosiego,
que
reposaba
en un lecho de algodón.
Ajeno a mi
escaso aliento,
observa el Astro
desde su atalaya,
sabedor de perpetuarse a mi desdicha.
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