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| Fotografía de Cristina Otero | 
La comprensión llegó a
mí en forma de relámpagos 
flashes de recuerdos 
aparecieron antes que el
trueno. 
Analicé con mi cavilar
acelerado  
¡es una serpiente! –
grité al cielo  
recordé las veces que
se enredaba en mi cuello 
las palabras que
arrancaba de mi silencio
su risa ante mis
suplicas de tregua, 
ante mi rendición
infame e indeleble 
blandida cual bandera blanca
esperando sobrevivir a
su amor. 
Su deslizar, sus ojos
hipnóticos, 
todo me recordaba su
cruel naturaleza;
cómo después de
insertar su veneno tan dentro de mí 
me dejó a merced de los
depredadores hambrientos 
de las aves carroñeras,
a ellas tampoco les
perdono el vuelo; 
pausado, meticuloso y
asesino.
Mis huesos fueron
desprendidos 
de todo rastro de carne
pero mi pensar  antes ausente 
regresó para dejarme
una conclusión
en forma de himno, coro
y oración; 
una visión y una
epifanía.
¿Cómo dudar de sus
bajos instintos? 
La miré luego de
haberme inmovilizado 
tras sus infames actos 
la vi desprenderse de
su vieja piel 
para recibir nuevas
caricias. 

Descanrnadamente bello.Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
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