Aún puedo oír el triste lamento,
como los ríos de sangre anegados
que a Mágina dejaron sin aliento.
Con herrumbrosas lanzas son cortados
los suspiros, los lazos de la vida,
los niños que en amor fueron gestados.
La crónica del alba se suicida
en los cementerios bajo la luna
donde un ciprés es un dios homicida.
Aurora roja que meces la cuna
del cieno vil que ensucia los destinos:
¡salva al pueblo que de esperanza ayuna!
A Región y por todos los caminos
llega el sordo rumor de la batalla,
la razón del plomo de los divinos.
Hunos y hotros* jamás darán la talla.
Cautiva y desarmada está la verdad.
El General triunfa: la paz estalla.
El líquido amniótico del olvido
da a luz una fiera de dos cabezas.
La columna vertebral ya se ha partido
germinando el tiempo de las cerezas.
* Así es como Don Miguel de Unamuno se refería a los dos bandos que comenzaban a matarse en nuestra Guerra (In)Civil.
Uff, sin aliento me he quedado yo también, ¡muy buena!
ResponderEliminar¿Es de don Miguel o es tuya?, porque si es tuya, don Miguel se hará católico al final. Me has dejado de piedra, cuando sacas a tu poeta cautivo y bien armado, tus disparos endulzados con rima hieren.
ResponderEliminarEres un artista, me siento super orgullosa de tí.
ResponderEliminarfelicidades. un beso.
¡¡ENHORABUENA MARCO!!
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