Trato de buscarle un nombre,
pero no encuentro ninguno,
cuando a la roca pregunto,
con silencio me responde,
los días corren veloces
y sin quererlo presumo
de una obra, que a lo sumo,
sería un boceto informe.
Soy la sombra de aquel hombre
que respondía al ayuno
de ideas, con testarudo
y airado millar de golpes.
Saqué el rostro de la mole,
hice de su cuerpo un mundo,
de su cara, un concienzudo
abanico de expresiones
y me encomendé a los dioses.
Ahora espero loco y mudo
en el purgatorio absurdo
de las estatuas sin nombre
y la piedra no responde.
Muy bien, Fernando, así me gusta, que hagas los deberes. Yo estoy esperando por si las musas...
ResponderEliminarMe gusta, dedicado a todos los escultores.
ResponderEliminarFernando, parece que faltaría alguna coma en el bonito poema, no me hagas mayor caso.Está muy bien.
ResponderEliminarGracias Dori, faltaban tres comas.
ResponderEliminarMuy bueno.
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