En las noches inquietas de noviembre,
la lluvia, golpeando las ventanas,
como un intruso llama,
sin manto aún de nieve.
Allí mi cuerpo a solas con mi alma,
buscando el calor de un verso,
se hiere de muerte en las palabras
que huyen como sombras
espantadas.
Me has dejado sin palabras. Me ha impresionado mucho. uffffffffffffff
ResponderEliminarFantástico, me ha encantado.
ResponderEliminarBonito poema Lucrecia, pero estoy segura que las palabras nunca huyen de tu lado, son tus compañeras inseparables.
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