martes, 8 de mayo de 2012

Esclavo de mis versos.

Quiero decir tantas cosas
que mi voz es un Babel,
los versos se apelotonan
en montones infinitos,
esperando a ser reescritos
cuando se dejen leer.
Consumo miles de horas
traduciendo lo que ve
la fantasía dichosa
de mi cabeza y el mismo
impulso por escribirlo,
me obliga a retroceder
y a borrar lo que está escrito.
Cuanto más lo necesito,
más deprisa se evapora
o tarda en aparecer
ese maldito estribillo
que coronará la estrofa,
dejándome con la miel
rozando, a penas, mi boca
y en mi mente lo repito,
no se me vaya a perder.
Llega la musa otra vez,
voraz, tirana, a deshoras,
dejo la cama y me visto,
siempre tengo que estar listo
para su vis caprichosa,
soy liberto de mi prosa,
esclavo del verso infiel.



7 comentarios:

  1. Qué razón tienes Fernando, a veces te sorprende un verso en cualquier sitio. Pero no creo que a ti te cueste demasiado componer. Por cierto, cada vez que entro en VEP, releo a Mister Perfecto, te quedó agudo de verdad!!

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  2. Y cuando al fin as conseguido
    poner todo eso en papel,
    aun no te quedas dormido
    pensando en ese placer.
    Gracias Fernando.

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    1. Qué razón tienes Antonio y te despiertas y lo vuelves a leer y estás orgulloso de la criatura que has parido y que se abre camino ella sola.

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  3. Ummm, me encanta, porque a mí me ocurre a veces. Llegan los versos a mi mente en cualquier lugar, y, zas, como no puedo escribirlos, luego se esconden retozones, y vuelven cuando menos me lo espero. A los versos les gusta jugar al escondite con los poetas.

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    1. Ana, estamos locos los poetas, no sólo hablamos solos, hablamos en sueños y escribimos solos, que es mucho peor.

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  4. Cuánta razón tenéis, locura de lujo creo yo es la vuestra, la de los buenos poetas.

    Genial Fernando, como siempre.

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